lunes, 6 de julio de 2009

En el taller del soneto

Hoy me propongo cantar un soneto,
que sobreviva al paso de los días
que de algún modo refleje mi alegría,
al someterme a tan duro reto.

El gran problema es el primer cuarteto
que al surgir tan pronto me desafía,
a explotar el tema que en su porfía,
consigue servirnos de parapeto.

A poco que empiezo este terceto,
observo con un grito de alegría:
a este canto le perdí el repeto,

porque el soneto es sólo una vía.
Una mas (asumo mi propio reto).
Lo que es importante es la fantasía.

miércoles, 24 de junio de 2009

Agazapado frente a la pequeñez

Frente al desánimo, ¿Cuál es la suerte?
Si sólo nos protegemos del frío,
del hambre, del desierto y de la muerte,
de la vida que es trono del hastío.

¿Y ese hombre que muestra sus rodillas
quebradas que lo muestran desamparado
si en ese momento en que es entregado
el sólo piensa en aquellas dos sillas.

La luz contrasta con el sordo miedo
de la ciega inmensidad que lo alumbra,
que de a poco lo convierte en penumbra.

Agazapado frente a la pequeñez
de su existencia añora una vejez,
que no llegará, muere por el miedo.

jueves, 4 de junio de 2009

Por no poner agua en la heladera

Por no poner agua en la heladera:
De esta agua no has de beber


De esta agua que yace aquí resguardada,
no podrás, mi bella mortal sedienta,
satisfacer la sed que te violenta,
ni en el día, ni en la noche estrellada.

Quizás adviertas que la imprevisión,
es la madre de tantísimos males,
es mejor que hoy broten tus lagrimales
y que mañana bebas con fruición.

Es que al final de cuentas lo que cuenta,
(valga la involuntaria redundancia)
no es que el agua fluya con abundancia,

sino que quien la beba no la sienta,
con la tibieza (la que Juan lamenta).
En eso, no en más, consiste esta ciencia.

lunes, 1 de junio de 2009

La ventana enrejada

Fluye la tarde lluviosa y pesada,
la densa humedad rige los afectos,
gobierna con esmero en los dilectos
escondites del alma enamorada.

La ventana nos muestra que la vida,
es distancia y cárcel de lo posible.
En el fondo nos sirve de fusible
del corazón. ¡Oh tarde estremecida!

Mas la visión es corta en la ciudad
Y el alma intenta volar, solitaria,
busca el cielo, busca esa libertad,

perdida, sale de esa funeraria
prisión de enrejados que sin piedad,
nos encierra en su visión ordinaria.

jueves, 14 de mayo de 2009

En la oficina (mirando rostros)

En la clara tristeza cotidiana
la rutina recorre como un frío,
embarga los sentidos con hastío
apurando de un sorbo la mañana.

Los rostros se reflejan satisfechos
con chanzas entre obsenas y alocadas,
ocultando deseos contrahechos,
enfermos de ambiciones disecadas.

Relatando minucias al voleo,
se transforman en bestias de rodeo,
monótonos casi hasta por desgaire.

Transitando camino farragoso,
cruel nostalgia de aquel refugio umbroso,
luz tenue se promete, más que el aire.

jueves, 23 de abril de 2009

Sobre la certeza del conocimiento

Dos hombres cierto día conversaban
sobre si el conocer es aún posible,
parados sobre un balcón inestable,
que unos buenos obreros reparaban..

Buscaban lo seguro en la certeza
(la certeza en la posibilidad).
El balcón perdía estabilidad
al negar lo cierto con tal firmeza,

y pese a la opinión de los obreros,
se quedaron solos en el balcón.
De ese balcón que caía. Certeros

supusieron que sólo era ilusión,
como el conocer. La meditación
los convirtió ciertamente en señeros.

jueves, 16 de abril de 2009

Una carta en forma de sueño

(o un sueño en forma de carta)



Me encuentro soñándote en esa suerte,
en que a tu fuerte lo sitia la umbría
figura que, supongamos, sería
el grisáseo fantasma de la muerte.

Ya no puedo intentar sino quererte
al reconocerte en lo transcurrido
no puedo menos que intentar soñarte
en el camino de lo que se ha ido.

La vida quizás consista en soñarnos,
con la mirada fija en lo importante,
pese al instante que insiste en rodearnos.

La sombra de un eucalipto gigante,
nos cobijará para confirmarnos,
un día alegre, lo único importante.

lunes, 13 de abril de 2009

Un milagro

En el prado escarchado de la vida,
reinaba el invierno en mis ilusiones,
el corazón no oía las razones,
que ahondaban de a poco la vieja herida.

Estaba recostado en la ventana
(veía al sol discutir con la helada
y la bruma subía en la mañana)
divisé una rosa muy ufana.

Al mirarla supe que me miraba,
(sus ojos pardos ya me conocían)
y su primer llanto ya me lastimaba.

El milagro trajo la primavera,
(mientras sus manitos me recorrían)
el jardín de mi alma hoy es pradera.

miércoles, 8 de abril de 2009

Bebiendo mientras vuelve la luz

Bajo la luz de una vela me inclino
ante la oscura suerte de la noche,
la energía me falta pero el broche,
lo pone mi pobre mi vaso de vino.

Pese a que veo de aquí una estrella,
me quedo en lo cercano del pabilo,
yo que permanezco la noche en vilo,
y me recuerdo que la vida es bella.

El humo de mi pipa despereza
de a poco el tiempo que ya sube y sube,
mientras se desgrana al hacerse nube.

Pero todo acaba, el tiempo pasa.
No hay vino ni tabaco. La cabeza
se inclina y es la aurora la que sube.

viernes, 3 de abril de 2009

Mi canto

Con la convicción de lo cotidiano
pero buscando lo que ya se ha ido,
elevo este canto que es casi un grito,
de lo profundo de mi propio canto.

Canto porque mi tosco canto mude
buscando la luz, sabiéndose oscuro,
canto a mi espada que es también escudo,
que me esconde pero tal vez me acuse.

Canto a un sendero con sangre regado,
por un viajero que elude la suerte
pero que en verso sigue caminando.

Canto a la música de mi pasado,
sobre todo canto porque la muerte
que en suerte me toque llegue cantando.

martes, 17 de marzo de 2009

Plenitud del amor

La plenitud del amor no se alcanza
cuando se dice suavemente: te amo
se alcanza en ese silencio cercano,
roto en la penumbra de la mañana.

Hora única en la que la pasión calla,
el corazón se abre muy lentamente,
y poco a poco, sin querer, florece
en el pétalo de la rosa amada.

En la brisa de la tarde te envuelvo,
al tiempo que el sol cae entre tus brazos,
tus ojos llenan de luz mi recuerdo.

El rocío de mi nostalgia es llanto,
que el dolor de tu ausencia me ha causado.
Sólo me queda mi pipa y tu verso.

Plenitud del dolor

La plenitud del amor no se alcanza
cuando se dice suavemente: te amo
se alcanza en ese silencio cercano,
roto en la penumbra de la mañana.

Hora única en la que la pasión calla,
el corazón se abre muy lentamente,
y poco a poco, sin querer, florece
en el pétalo de la rosa amada.

En la brisa de la tarde te envuelvo,
al tiempo que el sol cae entre tus brazos,
tus ojos llenan de luz mi recuerdo.

El rocío de mi nostalgia es llanto,
que el dolor de tu ausencia me ha causado.
Sólo me queda mi pipa y tu verso.

jueves, 12 de marzo de 2009

Una carta en forma de sueño (o un sueño en forma de carta)

Me encuentro soñándote en esa suerte,
en que a tu fuerte lo sitia la umbría
figura que, supongamos, sería
el grisáseo fantasma de la muerte.

Ya no puedo intentar sino quererte
al reconocerte en lo transcurrido
no puedo menos que intentar soñarte
en el camino de lo que se ha ido.

La vida quizás consista en soñarnos,
con la mirada fija en lo importante,
pese al instante que insiste en rodearnos.

La sombra de un eucalipto gigante,
nos cobijará para confirmarnos,
un día alegre, lo único importante.

lunes, 9 de marzo de 2009

El viejo profesor

En la sombría quietud de la tarde
un viejo profesor habla del fuego,
su mirada parece la de un ciego,
que busca un fuego que ardiendo lo abrace.

La palabra vuela, gira y retumba,
como un trueno resuena en el vacío,
golpea en vano el auditorio frío,
y el silencio resuena en esa tumba.

Pero nada importa al druida escondido,
que en cada conquista angosta su vida,
y en cada recuerdo agranda su herida.

Como la lluvia baja de la nube,
su idea nace y poco a poco sube,
al morir en el prado florecido.

jueves, 26 de febrero de 2009

Sin tí

La noche cae sobre el alma herida,
reina la lluvia que trae el olvido,
ríe el frío del invierno temido,
ruge el viento sobre mi pobre vida.

¿Acaso los hados han olvidado
este tosco hombre del que soy figura,
en el desierto de la noche oscura,
al que tu recuerdo me ha condenado?

Me vence la angustia de tu desprecio,
que me ha transformado en un triste necio.
Sin tí, dulce amor, vivo en un cadalso.

La aguja del reloj ya gira en falso,
se torna implacable y fija mi suerte.
Sin tí, dulce amor, me espera la muerte.

jueves, 19 de febrero de 2009

La luna complaciente

Agreste y soberbia la luna naciente,
se mira en la rama, se angosta y sonríe,
resurge en la tapia, un niño se ríe,
ha visto su sombra que asoma allí enfrente.

En eso la sombra del niño se escinde
y corre, y salta, se esconde en el río,
aguarda anhelante que el niño le brinde,
un lugar mas tibio donde no haga frío.

El niño la busca, la llama y la nombra,
de pronto se para, levanta los ojos,
le grita a la luna: ¡Busca ya mi sombra!

La luna lo mira, y experta en enojos
de niños, se oculta. Todo está en penumbra.
Todo es una sombra que reina de lejos.

lunes, 9 de febrero de 2009

Humo del amor pasado

Te veo cada día de mi vida
y al mirarte sé cuánto te he amado,
cuanto te amo en lo que hemos caminado,
y cuanto te amo en esta despedida.

Miro la ausencia tras de tu mirada
y en tus gestos la brecha se agiganta,
la distancia es muro que se levanta
en la oscuridad de la noche helada.

Sé que tus brazos ya no me harán tuyo
que el tiempo culminará tu faena
y que mi grito tornará en murmullo.

Pero sé también que en torno a mi pena
el humo de mi pipa es el recuerdo
en el que poco a poco ya me pierdo.

jueves, 5 de febrero de 2009

Sueño del amor escaso

El sol muere en un monte de agonía,
y sólo quiero quedarme en tu lecho,
sólo un instante más sobre tu pecho
y luego morir junto con el día.

Déjame beber sereno y con calma
el veneno ardiente de tu mirada,
y respirar sobre tu boca amada,
al recostarme en el borde de tu alma.

Porque sabes que el amor es un sueño
del que la realidad es un retazo,
porque somos retazos de otro dueño.

El día muere en este amor escaso,
dáme todo aquello que puedas darme,
con el resto sueño al emborracharme.