lunes, 6 de julio de 2009

En el taller del soneto

Hoy me propongo cantar un soneto,
que sobreviva al paso de los días
que de algún modo refleje mi alegría,
al someterme a tan duro reto.

El gran problema es el primer cuarteto
que al surgir tan pronto me desafía,
a explotar el tema que en su porfía,
consigue servirnos de parapeto.

A poco que empiezo este terceto,
observo con un grito de alegría:
a este canto le perdí el repeto,

porque el soneto es sólo una vía.
Una mas (asumo mi propio reto).
Lo que es importante es la fantasía.