Hoy me propongo cantar un soneto,
que sobreviva al paso de los días
que de algún modo refleje mi alegría,
al someterme a tan duro reto.
El gran problema es el primer cuarteto
que al surgir tan pronto me desafía,
a explotar el tema que en su porfía,
consigue servirnos de parapeto.
A poco que empiezo este terceto,
observo con un grito de alegría:
a este canto le perdí el repeto,
porque el soneto es sólo una vía.
Una mas (asumo mi propio reto).
Lo que es importante es la fantasía.
lunes, 6 de julio de 2009
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