Bajo la luz de una vela me inclino
ante la oscura suerte de la noche,
la energía me falta pero el broche,
lo pone mi pobre mi vaso de vino.
Pese a que veo de aquí una estrella,
me quedo en lo cercano del pabilo,
yo que permanezco la noche en vilo,
y me recuerdo que la vida es bella.
El humo de mi pipa despereza
de a poco el tiempo que ya sube y sube,
mientras se desgrana al hacerse nube.
Pero todo acaba, el tiempo pasa.
No hay vino ni tabaco. La cabeza
se inclina y es la aurora la que sube.
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No tomo alcohol, no fumo. Pero cuando tengo ganas de gritar, cuando me mata la soledad que sufro por no encontrar lo que acabaría con mi agonía, quisiera ponerle fin ahogándome en el humo y en el vaso, la tristeza de la falta de rumbo para hallar el amor que tanto necesito.
ResponderEliminarNo sé que me gusta más si lo que escribe Gatonegro o tú, Cecilia.
ResponderEliminarYo estoy de acuerdo con Gabriela. Pero lamentablemente no puedo ser ella. Así que sigo con lo que puedo.
ResponderEliminarBesos a ambas