Fluye la tarde lluviosa y pesada,
la densa humedad rige los afectos,
gobierna con esmero en los dilectos
escondites del alma enamorada.
La ventana nos muestra que la vida,
es distancia y cárcel de lo posible.
En el fondo nos sirve de fusible
del corazón. ¡Oh tarde estremecida!
Mas la visión es corta en la ciudad
Y el alma intenta volar, solitaria,
busca el cielo, busca esa libertad,
perdida, sale de esa funeraria
prisión de enrejados que sin piedad,
nos encierra en su visión ordinaria.
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Exelente tus escritos amigo. Mis mas sinceras felicitaciones
ResponderEliminarGracias Demián. Agradecimiento tardío pero sincero. La vida no siempre nos permite ser agradecidos cuando queremos.
ResponderEliminarAh. Otra cosa. Muy bueno lo suyo.
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