Escúchame pequeño, deja ya eso
porque el viento te vuela los pelos
y el miedo trepa en tus mejillas
rozando el amplio abanico del infinito.
¡Eres feliz y por tanto elegido!
porque en tí habita el principio del corazón,
tu flecha se tensa, el arco está presto,
y tu lágrima vuelve eterna tu sonrisa
No temas sufrir. No te agarres a las cosas
Como la tierra retiene a las cosas con el peso.
Pesados se vuelven los montes y los campos
el árbol que de chico plantaste
Que se hizo pesado y ya no puedes levantar
Acuérdate: levanta la vista y salta.
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Perdón que manche este sitio con un comentario de esta especie, pero... ¿el cuaderno de tapas azules es como el de Adán Buenosyres?
ResponderEliminarPerdón otra vez, qué torpe he sido, este es el libro, no el cuaderno.
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