Agreste y soberbia la luna naciente,
se mira en la rama, se angosta y sonríe,
resurge en la tapia, un niño se ríe,
ha visto su sombra que asoma allí enfrente.
En eso la sombra del niño se escinde
y corre, y salta, se esconde en el río,
aguarda anhelante que el niño le brinde,
un lugar mas tibio donde no haga frío.
El niño la busca, la llama y la nombra,
de pronto se para, levanta los ojos,
le grita a la luna: ¡Busca ya mi sombra!
La luna lo mira, y experta en enojos
de niños, se oculta. Todo está en penumbra.
Todo es una sombra que reina de lejos.
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Hola gatonegro, acabo de encontrar tu blog y me lei todos los post que has hecho hasta ahora. Me gusto muchisimo y espero el proximo con ansias. Saludos
ResponderEliminarGracias. Muchas gracias. Espero que los próximos te gusten. Un abrazo
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