miércoles, 24 de junio de 2009

Agazapado frente a la pequeñez

Frente al desánimo, ¿Cuál es la suerte?
Si sólo nos protegemos del frío,
del hambre, del desierto y de la muerte,
de la vida que es trono del hastío.

¿Y ese hombre que muestra sus rodillas
quebradas que lo muestran desamparado
si en ese momento en que es entregado
el sólo piensa en aquellas dos sillas.

La luz contrasta con el sordo miedo
de la ciega inmensidad que lo alumbra,
que de a poco lo convierte en penumbra.

Agazapado frente a la pequeñez
de su existencia añora una vejez,
que no llegará, muere por el miedo.

jueves, 4 de junio de 2009

Por no poner agua en la heladera

Por no poner agua en la heladera:
De esta agua no has de beber


De esta agua que yace aquí resguardada,
no podrás, mi bella mortal sedienta,
satisfacer la sed que te violenta,
ni en el día, ni en la noche estrellada.

Quizás adviertas que la imprevisión,
es la madre de tantísimos males,
es mejor que hoy broten tus lagrimales
y que mañana bebas con fruición.

Es que al final de cuentas lo que cuenta,
(valga la involuntaria redundancia)
no es que el agua fluya con abundancia,

sino que quien la beba no la sienta,
con la tibieza (la que Juan lamenta).
En eso, no en más, consiste esta ciencia.

lunes, 1 de junio de 2009

La ventana enrejada

Fluye la tarde lluviosa y pesada,
la densa humedad rige los afectos,
gobierna con esmero en los dilectos
escondites del alma enamorada.

La ventana nos muestra que la vida,
es distancia y cárcel de lo posible.
En el fondo nos sirve de fusible
del corazón. ¡Oh tarde estremecida!

Mas la visión es corta en la ciudad
Y el alma intenta volar, solitaria,
busca el cielo, busca esa libertad,

perdida, sale de esa funeraria
prisión de enrejados que sin piedad,
nos encierra en su visión ordinaria.